MARIANO BAEZA CUÉLLAR
(Un médico ilustre fallecido en la Guerra Civil)
Ángel Fraile de Pablo - Revista "La Villa" nº 30 -
Diciembre de 2006
Las últimas
generaciones, de españoles, así como los nacidos en la segunda mitad
del siglo XX, conocen la historia reciente de España a través de las
imágenes y publicaciones de todo tipo, así como por los testimonios
directos de las personas que les tocó vivir aquellos difíciles
tiempos; me refiero sobre todo a la Guerra Civil Española; muchas
personas de las que sufrieron y participaron en la contienda, recuerdan
las atrocidades, estuvieran en un bando o en otro, sin entender de ideas
políticas extremas, pero que fueron víctimas inocentes de una guerra,
en la que todos fueron perdedores.
Una de aquellas personas que vivió directamente esa guerra fue Mariano Baeza Cuéllar, un médico que en plena juventud vio como le arrebataron su vida inútilmente, cuando desarrollaba su trabajo en un hospital de Toledo.
Mariano, había nacido en Vallelado en el año 1903. Sus padres fueron Guillermo Baeza y Norberta Cuéllar; estando en la escuela de
Vallelado, ya empezaba a destacar, siendo un niño muy despierto y con grandes dotes intelectuales, por lo que a los 14 años, sus padres deciden mandarlo a estudiar al colegio de la Salle de los Hermanos Maristas en Valladolid, donde sigue unos estudios hasta el año 1921. |
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En 1922, comienza la carrera de
medicina en Valladolid, doctorándose en el año 1928 con un currículum más
que brillante, siendo premio extraordinario, con la calificación de
Sobresaliente. De las 28 asignaturas, obtiene 24 Matrículas de Honor, 3
sobresalientes y un notable; que más se puede pedir.
Estando estudiando Medicina, conoce a
Rosario Rodríguez también estudiante y con un expediente brillante como el de
Mariano. En el año 1933 contraen matrimonio, pero poco les duró esta
felicidad, pues al poco tiempo, Rosario cae enferma y tiene que ser intervenida
de apendicitis en el hospital de Valladolid. Fue una intervención complicada,
de la cual no llegó a recuperarse totalmente. Fruto de este matrimonio nace
prematuramente una hija, Elisa, pero esto complica la ya mala salud de Rosario y
a los pocos meses ésta fallece. La niña es trasladada por su padre a Vallelado,
donde contratan una nodriza, para seguir alimentándola, en unos años en los
cuales no había lactancia artificial. Para colmo de males a los pocos meses la
niña fallece. Todo un cúmulo de desgracias para este joven matrimonio.
Mariano, demuestra durante sus estudios
de medicina, una gran valía y honradez y una total dedicación a los enfermos.
Estando de guardia en el hospital, se encontró un día con un paisano de
Segovia, al que iban a amputar un brazo por una herida que tenía gangrenada,
pero Mariano de espíritu inquieto quiso experimentar y poner en práctica lo
que había leído sobre la termo penetración, y este paciente vio sanado su
brazo evitando que le fuera amputado.
En sus viajes a Vallelado, le gustaba
pasar consulta con el médico que ejercía por aquellos años, y que era D.
Emiliano Agudo Cuesta; éste, estaba encantado de tener a Mariano con él, y se
consultaban mutuamente los casos más difíciles, e incluso le acompañaba a
visitar a sus enfermos. En varias ocasiones estando en Vallelado, demuestra su
saber curando a varios paisanos y familiares, demostrando unos conocimientos muy
adelantados para su época. Se hace médico militar diplomándose en Higiene
análisis, bacteriología, cirugía y radiología.
Es pensionado por la Comisión
Permanente de Investigaciones Sanitarias trabajando en París, Londres y en
Marruecos, publicando muchos trabajos relacionados con sus estudios e
investigaciones que era lo que más le atraía de su carrera. Toda una
personalidad en el mundo de la medicina en una época difícil, y que de no ser
por su prematura muerte, a buen seguro que hubiera llegado muy lejos.
Poco antes de estallar la guerra Civil
Española, estando destinado en Madrid, cae su madre enferma en Vallelado, por
lo que decide llevarla a Madrid, pero un mes después estalla la contienda, y
divide a la familia, quedando en Vallelado, su padre y sus hermanos Félix y
Martina, y en Madrid, Mariano, su hermana María y su padre. Madrid queda en la
llamada Zona Roja y Vallelado en el bando de los Nacionales.
Es nombrado por la República,
Inspector de Hospitales encontrándose en septiembre de 1936 en Toledo. A los
pocos días de estar allí, las fuerzas de Franco que avanzan desde el Sur, al
mando del General Varela, entran en Toledo el día 27 y liberan el alcázar.
Cuando las tropas se acercan al hospital, todos le abandonan al ver el peligro
que corrían, pero nuestro médico se niega a dejar a sus enfermos, y muere en
el asalto. Las circunstancias de esta muerte inútil no están claras, aunque
parece que él estaba decidido a pasarse al bando nacional, pero no sabemos si
por represalia, algún compañero del hospital sabiendo de sus ideas contrarias
a la república, fue el que acabó con su vida, o quizás las tropas del general
Varela, recibiendo órdenes de no hacer prisioneros, por lo que arrasaron sin
más. Heraclio Samaniego, vecino de Vallelado, que se encontraba destinado en el
frente de Guadalajara, donde trabajaba como barbero, oyó como le contaba un
capitán, mientras le afeitaba, a sabiendas de que era paisano de Mariano: "Heraclio,
tengo que darle una mala noticia: he estado en Toledo y he visto el
cadáver del capitán Baeza". A los pocos días de la toma de
Toledo, Heraclio marcha de vacaciones a Vallelado y es cuando le comunica al
padre de Mariano, la triste noticia de la muerte de su hijo.
Este es un caso más de tanta muerte
injusta durante la Guerra Civil. También queremos recordar a Ángel Fraile
Muñoz, a los hermanos Constantino e Isidro Arranz Sacristán,
Eulogio Muñoz Vicente y a Vicente Fraile González, que también
murieron como consecuencia de esta guerra.
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