ALGUNOS DATOS SOBRE LA

VIRGEN DEL ROSARIO Y EL NIÑO DE LA BOLA

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            Ángel Fraile de Pablo

            En sentido amplio, la Iconografía es el estudio del origen de las imágenes, así como el significado de los atributos que la definen. Fue a partir del siglo XVI, cuando el Concilio de Trento señala las características que deben de seguir las imágenes a la hora de su realización, así como para su culto.

            Basándose en la propia historia de cada imagen representada o en leyendas y tradiciones orales trasmitidas, se les asignaba unos atributos u otros. El objetivo último era que la imagen por si misma ilustrase a sus devotos, para así darla a conocer a los no iniciados en estos temas, y de esta manera poder identificarla. Es muy raro que las imágenes lleven impreso el nombre al cual representan. Cada imagen suele estar concebida con ciertos atributos que su autor ha querido plasmar siguiendo la historia y la tradición.  Pongamos algún ejemplo que pueda ser más ilustrativo: La lanza que muestran algunas imágenes suele identificar a soldados santos. La hoja de palmera es común  en muchas imágenes, y es signo de martirio. La espada es portada por aquellos soldados  que fueron decapitados en su martirio. La cruz representa  diversas imágenes de  santos pertenecientes a órdenes religiosas. El libro en la mano es atributo de los evangelistas.  Una imagen muy conocida en casi todos los pueblos, es ese santo acompañado a sus pies por un perro y que suele representar a San Roque, con sus llagas, protector de la temida peste,  que no falta en casi ninguna iglesia. San Cristóbal siempre está acompañado por el niño Dios, que va sobre sus hombros, ya que según la tradición  este santo ayudó a un niño a cruzar un río, diciéndole este que era el niño Dios, por lo que a partir de entonces se le conoce como Cristóbal, que significa  portador de Cristo, y por esta razón es considerado patrón de los conductores. La iconografía nos le representa con un bastón en la mano (propia de los caminantes) y con el Niño Jesús a hombros.

            A partir de ahora cuando veamos una imagen, seguro que nos fijaremos en  los atributos con que está representada  y así  podremos identificarla más fácilmente.

            Después de hecha esta pequeña introducción, vamos  a conocer algo más de alguna de las imágenes que poseemos en Vallelado,  muy conocidas y valoradas por todos: Me refiero a “Nuestra Señora del Rosario” y  al “Niño de la Bola ”.

            Estas dos imágenes  son de las más antiguas que tenemos en la iglesia de Vallelado y también son de las de mayor valor artístico a juzgar por los entendidos en arte.

            Las imágenes, llamadas de “bulto redondo”, es decir, talladas en su totalidad, generalmente se hacían para exponerse tal cual para su culto o cuando salían en procesión. Con el tiempo surgió la costumbre de vestirlas con amplios ropajes y mantos, que realizaban o sufragaban los devotos con sus limosnas.

            Otras imágenes de menor valor artístico, como es lógico,  eran las que se hacían exclusivamente para vestir, de las cuales  se tallaba solamente las manos y la cabeza o cara. El cuerpo era una especie de caballete de madera, por lo que era necesario vestirlas para su exposición y culto. La única razón por la que se tallaban así, era su menor coste. En Vallelado tenemos como ejemplo la Dolorosa que sale en procesión en Semana Santa, con un bonito manto negro en el que destacan el dorado de sus adornos. Actualmente posee este manto, realizado hace pocos años por una devota, ya que el que tenía estaba muy deteriorado.

            

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            NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO

            La virgen del Rosario es una talla completa, de buena factura, de madera policromada. Representa a Nuestra Señora con el niño en los brazos, situado éste en el  lado izquierdo. La virgen tiene en su mano derecha una rosa, símbolo Mariano que aparece en multitud de representaciones, sobre todo a partir del siglo XIV. Esta imagen se le atribuye a un famoso escultor, Pedro de Bolduque, o a alguien cercano a su escuela. Bolduque, es autor de importantes obras y  vivió y trabajó en Cuéllar en la segunda mitad del siglo XVI, época a la que corresponde esta talla. También tiene importantes obras, tanto en Cuéllar, como en Segovia y en otros pueblos de la Comunidad de villa y Tierra de Cuéllar.

             Está imagen actualmente se saca en procesión el domingo de Resurrección en la llamada “Procesión del Encuentro”  junto con el Niño de la Bola , que representa este día a Jesús resucitado. El Encuentro con su madre, La Virgen , se produce en las inmediaciones de la antigua ermita, donde a la virgen se le despoja del velo negro que la cubre en señal de luto desde el Viernes Santo. Ambos, Jesús y su madre, vuelven  en procesión de regreso de nuevo hacia la iglesia, acompañados de los devotos que entonan alegres cánticos.

             Aunque el estado actual de conservación de Nuestra Señora del Rosario, se puede considerar bastante aceptable, le vendría bien una limpieza y restauración, además de ayudar a prevenir un mal bastante común en las tallas de madera, y que a veces puede comprometer su conservación en el tiempo. La última restauración parcial que se hizo de esta imagen fue hace más de 100 años.

            Existen dos imágenes muy similares a ésta de Vallelado, atribuidas al mismo autor; una de ellas se localiza en la iglesia de San Miguel de Cuéllar, que preside el Altar Mayor, y la otra en el vecino pueblo de San Cristóbal. La imagen que se encuentra en San Cristóbal ha sido restaurada hace poco tiempo con un resultado sorprendente.

            

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            EL NIÑO DE LA BOLA.

            Hasta los siglos XVI-XVII, que coinciden con el renacimiento, la imagen del niño Dios, solía representarse en escenas junto con la virgen o con la virgen y San José, siempre formando parte de estas escenas familiares. Fue, como decimos, a partir del renacimiento cuando se empieza a representar al Niño Jesús de forma individual.

            Es esta época del renacimiento, a la que  se atribuye nuestra imagen del “Niño de la Bola ”. En España, este tipo de esculturas empezaron a realizarlas dos famosos escultores, Juan Martínez Montañés y Jerónimo Hernández. Se comienza a  representar al niño Jesús en los primeros años de su vida, desnudo y  con la mano derecha levantada,. En actitud de bendecir, y sosteniendo en la izquierda la bola del mundo, o a veces también  un pajarito. La imagen que guarda la iglesia de Vallelado, mide unos 54 cm de alto y representa al Niño Jesús desnudo. La última restauración que se hizo, hace ahora 4 años, reparó varios dedos rotos de la mano derecha y otras deficiencias de la imagen y peana donde se apoya, además de una restauración general,  con un buen resultado que podemos comprobar. Tallado en madera de pino, como corresponde a una zona con una gran masa de pinar, El Niño de la Bola , es de autor desconocido, correspondiendo su antigüedad con los primeros siglos del renacimiento, segunda mitad del siglo XVI, al igual que la imagen del Rosario, según los datos de la última restauración, realizada por Joaquín Ruiz Poza. Las andas donde se expone y traslada el niño el Domingo de Resurrección, fueron restauradas hace pocos años, por dos entusiastas devotos, Carlos y Ángel que sacaron a la luz el adorno  floral que rodea estas antiguas andas y el dorado que se encontraba cubierto con varios repintes,  teniendo ahora las andas un mejor aspecto.

            Estas imágenes del Niño,  se popularizaron durante el renacimiento por España y por Europa con una gran devoción en nuestra comarca. Concretamente en Cuéllar hay un buen ejemplo de ello. La conocida imagen del Niño de la Bola de Cuéllar, que está representada con una amplia cabellera rubia de pelo natural, sale en procesión, los días 1 y 6 de enero y se traslada desde la iglesia de San Miguel, en la plaza Mayor, hasta la iglesia de San Esteban. La procesión trascurre por las calles de Cuéllar, acompañada por danzantes al son de la dulzaina y el tamboril. Ya en la iglesia de San Esteban se cantan villancicos al Niño Dios, volviendo la comitiva de nuevo hasta la iglesia de San Miguel. Esta procesión se repite el día 6 de enero festividad de los reyes Magos. Merece la pena acercarse a Cuéllar, para quien no conozca esta bonita y antigua tradición.

 

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